PSICOPATÍA Y REDES SOCIALES
La imagen que acompaña a esta entrada es una frase mía. Sin embargo, el lugar en el que aparece parecería indicar lo contrario, como si se tratara de una frase anónima dicha por alguien más o dicha en general por cualquier otra persona.
El asunto es, ¿cómo es que una frase relativa a un hecho fortuito de mi cotidiano, que pronuncié en algún momento de no sé qué día, en mi casa, aparece de pronto, en una cuenta ajena, en twitter, sin que yo lo haya previsto? ¿O sin que yo, siquiera, haya pensado en la posibilidad de publicarla en mis propios espacios para mercar con ella? La respuesta es simple.
Ocurre que, desde hace varios meses, hay una persona que se dedica a espiar mi actividad a través de mis dispositivos electrónicos — o eso supongo — a fin de, simplemente, estar siempre al pendiente de lo que ocurre con mi vida, de manera que todo lo que digo y hago en mi cotidiano — o buena parte de ello — ¡pum!, sale en redes sociales sin mi permiso — específicamente, en variadas cuentas en twitter — y anda por allí, rodando por el mundo, sin mi aparente conocimiento. Es como si a tales personas se les hubiesen ocurrido tales cosas o como si les estuvieran ocurriendo a ellas.
De hecho, esta frase en particular aparece en la cuenta de una supuesta chica que, a juzgar por lo que se lee en dicha cuenta, se dedica a dar sexoservicio a hombres y a en general alentarlos. O a esa cuenta se la atribuyen. Y di con ella porque uno de mis seguidores le dio fav y me quedé muy extrañada ante semejante fenómeno. Es decir, ante el fenómeno de ver una frase mía en una cuenta de twitter que no era mi cuenta — aunque, por supuesto, no tan extrañada porque, esto ya es tan común, que no me inquieté más de lo normal y solo me dispuse a corroborarlo — y que sin embargo reproducía frases que yo había dicho en algún otro momento.
Como ya dije, esto ha estado ocurriendo desde hace varios meses (del orden de los años) y no desearía entrar en más detalles. Las cosas son más o menos como las estoy narrando en esta exposición y es lo que quiero que quede plasmado en este post. El asunto no tiene relevancia en mi vida, pero es real. Así es cómo nos hostigan a los activistas de izquierdas y a las personas cuya manera de ser, de algún modo u otro molesta a los demás, y por eso lo comento, por tratarse de un asunto en donde la ética y la política están entreveradas.
Finalmente, quiero decir con esta entrada que me he decidido a publicar este texto y a hablar al respecto por una sencilla razón: hay una persona profundamente enferma que está obsesionada conmigo, que está haciendo este tipo de cosas y algunas otras — que no estoy describiendo aquí — , porque, me imagino, esta persona sufre de algún tipo de psicopatía o de algún otro trastorno de la personalidad, y creo que esa razón —las implicaciones sociológicas del hecho—, ameritan hablar del asunto, es decir, traer el asunto a mi blog como he traído un sinfín de otros asuntos de este tipo.
Ahora bien, es muy importante decir que a mí como persona no me degrada que haya otra persona que utilice mis ideas, mis frases, mis textos, mis pensamientos, etcétera, en sus bios, por ejemplo — como los utiliza — , porque creo que ese tipo de bajezas no me competen a mí, lo que los demás hagan con mi producción intelectual no es algo que a mí deba de preocuparme o siquiera ocuparme; sin embargo, es notorio que esto va más allá de un simple plagio o de un asunto relacionado con la mímesis, tan común entre las personas que desean lograr notoriedad a través de la escritura. Esto está directamente relacionado con los actos erráticos de un psicópata que está al acecho y con todo lo que este tipo de afecciones implican a nivel social, para nosotros, como humanidad. La idea de hasta qué punto puede obsesionarse un psicópata con otra persona y de cómo esa obsesión puede llevarla a ciberacosar y a reproducir los rasgos de personalidad de esa otra persona con el solo propósito de asemejársele o de aproximársele un poco.
La psicópata que me ciberacosa, sabe que yo sé que me ciberacosa, ha intentado multitud de veces seguirme en twitter a través de una variedad no contable de cuentas fantasma, hace alusión al ciberacoso que hace de mi persona en su cuenta real de manera velada, lee todo lo que escribo, me lee en esta cuenta y en varias más, vive al pendiente de mí, es obvio — con todo lo desagradable que esto pueda significar para mí — , ha hackeado mis cuentas de correo, se fusila todo lo que escribo y un sinfín de cosas más…, sin embargo, a mí no me interesa esto. Lo único que deseo con este texto es dejar una crónica breve de lo que está ocurriendo, como si dejara un retrato de la realidad en un momento dado, o una radiografía, o cualquier otra imagen que la retratara en dicho momento en específico. Lo único que quiero lograr, quizá, es hacer conciencia en quienes me leen de hasta qué punto nuestra sociedad está enferma y de hasta qué punto un psicópata — cualquier psicópata — acecha en redes.
La frase es mía y sé en qué contexto la dije y cuándo la dije. Es más, puedo explicarlo. La frase es:
«Yo actúo como si no pasara nada… Pero por dentro tengo hambre. Siempre tengo hambre.»
Si alguien sabe explicarlo, sea bienvenido.
Si tienen otra teoría, pueden decirla.
La frasecilla en cuestión:
[Frase alusiva de mi concepción expuesta en posts anteriores.]