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  • Cuando España intentó exterminar al pueblo gitano | Blog Diario de España | EL PAÍS
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    Dans « l’histoire noire » de l’Espagne, la mal connue « solution finale » imaginée au milieu du XVIIIe siècle pour se débarrasser des gitans.

    La operación se diseñó en secreto por orden del Monarca, al que convenció Gaspar Vázquez Tablada, obispo de Oviedo y gobernador del Consejo de Castilla. El religioso pensaba que habían fracasado en el intento de someter a los gitanos a la uniformidad del reino, por lo que era preciso expulsarlos. Para conseguirlo debían establecer una prisión general, algo que impedía la inmunidad eclesiástica a la que solían acogerse los gitanos. El escollo se salvó en 1748 con un acuerdo con la Santa Sede. La pérdida de asilo eclesiástico dejó a esta etnia sin sitio donde ocultarse. No obstante, algunos religiosos, como el capellán del convento de Los Mínimos, en El Puerto de Santa María (Cádiz), les ocultaron e impidieron la entrada de las tropas en los templos. El arzobispo de Sevilla incluso protestó enérgicamente y exigió garantías para que los detenidos no fuesen castigados. En cambio, en otras ciudades, como Vélez Málaga, los gitanos se entregaron voluntariamente ante el asombro de los soldados.

    La intención inicial del Consejo de Castilla era arrestarlos y enviarlos a las provincias de América, donde trabajarían como mano de obra esclava en fábricas y minas. El fracaso de Portugal en esta misma empresa un año antes abortó la operación. En su lugar, se acordó el exterminio biológico: si se separaba a hombres y mujeres no podrían reproducirse y se extinguirían. “Ya no existían galeras donde mandarlos, así que se quiso atajar el asunto aplicando métodos ilustrados. Pensar en un holocausto como el que perpetraron los nazis contra los judíos sería absurdo”, reconoce David Martín.

    Las instrucciones estipulaban que las diligencias debían abrirse en todas las localidades en la medianoche del día señalado. La carta ordenaba arrestar sin demora a todos los gitanos y separarlos en dos grupos. Los varones de hasta siete años permanecerían con sus madres para aprender oficios útiles hasta los 15, cuando serían destinados a los arsenales de la Marina para desarrollar trabajos forzosos, como el resto de hombres. Las mujeres, en cambio, serían obligadas a tejer en fábricas textiles. De esta manera, el Estado absolutista se garantizaba mano de obra barata. La operación sería financiada con los bienes de los detenidos, confiscados y subastados para pagar la manutención de los reos, el alquiler de carretas y barcos para el viaje.
    Indulto

    “La envergadura del proyecto estaba muy por encima de los medios de la época. La situación se desbordó. Fue un caos porque las autoridades no sabían dónde meter a los detenidos y su manutención era cara”, afirma Manuel Martínez, autor de Los gitanos y las gitanas de España a mediados del siglo XVIII: el fracaso de un proyecto de exterminio. Este historiador señala que las autoridades dieron marcha atrás pasados unos meses, el 28 de octubre. “Cuando comprobaron el gran error que habían cometido, liberaron a los gitanos que podían demostrar una buena forma de vida”. La redada, que debía afectar a “vagos y maleantes”, se cebó con los gitanos más integrados y con oficio reconocido. Estos, a diferencia de los nómadas, estaban empadronados y contribuían a las economías locales, que se resintieron, por lo que muchos vecinos y alcaldes exigieron su liberación.

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