• #Mapping_Diversity

    Mapping Diversity is a platform for discovering key facts about diversity and representation in street names across Europe, and to spark a debate about who is missing from our urban spaces.

    We looked at the names of 145,933 streets across 30 major European cities, located in 17 different countries. More than 90% of the streets named after individuals are dedicated to white men. Where did all the other inhabitants of Europe end up? The lack of diversity in toponymy speaks volumes about our past and contributes to shaping Europe’s present and future.


    https://mappingdiversity.eu
    #cartographie #noms_de_rue #toponymie #toponymie_féministe #toponymie_politique #visualisation #Europe #base_données #villes #urban_matter #ressources_pédagogiques

    ping @_kg_ @cede

    • Pocas y ocultas: la infrarrepresentación de las mujeres en el callejero de Europa

      Da igual que sea una calle principal en las afueras de una gran ciudad o un pequeño callejón en el centro histórico; en Escandinavia o en el Mediterráneo; en la ciudad más occidental de Europa o en la sufrida Kiev. Las calles del Viejo Continente tienen una cosa en común: rinden homenaje a muchos más hombres que mujeres.

      La European Data Journalism Network (EDJNet) ha analizado, con la participación de El Orden Mundial, 145.933 calles en 30 grandes ciudades de 17 países de la Unión Europea o candidatos a formar parte del grupo comunitario. De todas ellas, el 91% llevan nombre masculino. Incluso en la ciudad con menor brecha de género, Estocolmo, las calles que homenajean a hombres siguen suponiendo más del 80% del callejero.

      No todas las ciudades son iguales

      En algunas ciudades de Europa, particularmente en el norte y el este del continente, es relativamente común dedicar nombres de calles a personas. Además de la capital sueca, las urbes con mayor representación de mujeres son las españolas (Madrid, Barcelona y Sevilla) y Copenhague, aunque en el caso de España las cifras están condicionadas por la gran cantidad de calles dedicadas a las vírgenes católicas (211 calles en 3 ciudades). En el lado contrario, menos de un 5% de las calles de Atenas, Praga y Debrecen (Hungría) tienen nombre de mujer.

      En total, la EDJNet ha identificado 41.000 individuos con al menos una calle en su honor, y aunque Europa es una región densamente poblada y con cientos de años de rica historia, solo 3.500 mujeres aparecen en el callejero de las 30 ciudades que forman parte de la investigación. Si todas ellas hubiesen coincidido en el tiempo, apenas ocuparían las casas y viviendas de una simple avenida. La preponderancia de figuras masculinas en las calles de Europa es un fuerza sublime pero constate que ayuda a perpetuar la marginación de las mujeres y su contribución a la historia, la cultura y la ciencia.

      La Virgen María y Santa Ana son las figuras femeninas mas populares en el callejero de las ciudades analizadas por la EDJNet. Pese a esto, la mayoría de calles dedicadas a mujeres no son de figuras religiosas, sino del mundo de la cultura y la ciencia, incluidas escritoras y artistas. La nobleza y la política son otros campos con una representación fuerte en el callejero femenino de Europa.

      Existen, eso sí, diferencias entre ciudades. Tanto Copenhague como Cracovia tiene 71 calles dedicadas a mujeres, pero en la primera ciudad solo hay una figura religiosa, mientras que en la capital polaca son diez. Las diferencias son mucho más pequeñas cuando se analiza el origen de estas mujeres: aparte de algunas santas de Oriente Medio, la inmensa mayoría son mujeres europeas. Solo destacan dos excepciones: la líder india Indira Gandhi y la artista sudafricana Miriam Makeba.
      Una brecha que no se cierra

      La gran brecha de género en el callejero europeo no sorprende si se tienen en cuenta los siglos de discriminación que han sufrido las mujeres en la educación, la vida pública y la economía. Los paisajes urbanos tienden a reflejar las relaciones de poder que existían cuando se construyeron las calles. En el caso de Europa, esto sucedió en el siglo XIX y principios del XX.

      Gracias al esfuerzo de activistas o intelectuales, la concienciación en torno a la sobrerrepresentación de hombres blancos y ricos en el callejero ha crecido en Europa. Sin embargo, los datos sugieren que esta concienciación aún no se ha visto acompañada de un cambio significativo en los nombres de las calles. Durante los últimos diez años, ninguna de las grandes ciudades de Europa ha estado cerca de cerrar la brecha de género, y en algunos casos se ha perpetuado: en el periodo 2012-2022, ciudades como Ámsterdam, Berlín, Valencia o Milán siguieron dedicando más calles a hombres que mujeres.

      «Desde 2017, hemos aplicado estrictamente el reparto equitativo en la denominación de las calles, homenajeando a una nueva mujer por cada nuevo hombre. Sin embargo, todavía recibimos muchas más propuestas de nombres masculinos, unas diez veces más, que nombres femeninos», dice Antonella Amodio, la funcionaria a cargo de seleccionar los nombres de las calles en Milán. Una mayor sensibilidad hacia el tema ha llevado a una mayor concienciación: la ciudad ahora monitorea la brecha de género y está construyendo un sitio web dedicado a explorar lugares y monumentos dedicados a mujeres destacadas y sus vidas.

      Pero aplicar la paridad no es suficiente para cerrar la brecha de género. De hecho, ni siquiera sería suficiente si todas las calles nuevas llevasen nombre de mujer. Las ciudades europeas simplemente no crecen tan rápido como solían hacer, y solo se construyen algunas decenas de calles cada año. En la actualidad hay 43.330 calles más dedicas a hombres que a mujeres en las ciudades analizadas, por lo que la desigualdad tardaría siglos en cerrarse.

      Es más, los expertos advierten de que las nuevas valles dedicadas a mujeres tienden a estar localizadas en áreas periféricas, zonas residenciales donde la visibilidad es menor, como el barrio de Sanchinarro en Madrid. Por contra, las calles con nombres de hombres siguen siendo las avenidas y plazas más importantes de los centros históricos.

      https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/infrarrepresentacion-mujeres-callejero-europa

  • Au #Cameroun, la #cartographie participative, « puissant outil » de reconnaissance des #droits des #Pygmées

    Pygmées en lutte (2/4). Rivières, forêts vierges, ponts, villages, lieux sacrés : grâce au #GPS, Baka et Bagyeli se sont lancés dans le quadrillage leurs territoires pour mieux les protéger.

    Dans la cour d’une maison en terre battue construite en plein cœur de #Nomédjoh, un village #Baka situé dans la région Est du Cameroun, une dizaine d’hommes, de femmes et d’enfants forment un cercle. Au centre, ils ont disposé à même le sol cinq cartes représentant leur territoire. Les yeux rivés sur ces documents abîmés par le temps et la moisissure, ils se courbent à tour de rôle et pointent du doigt « la rivière », « la forêt encore vierge », « le pont »… A y regarder de plus près, on ne voit pourtant que des points, des lignes, des légendes ou encore des chiffres colorés.

    « Ces cartes représentent les 1 950 hectares de notre #forêt. C’est notre plus grande richesse », explique avec fierté Dieudonné Tombombo, le président de la forêt communautaire. « Nous gérons nous-mêmes notre forêt qui est pour l’homme Baka un supermarché, un hôpital et une banque, renchérit près de lui, René Ndameyong, 40 ans. Avant, on n’avait droit à rien. Les Bantous nous disaient que tout leur appartenait, alors que les #peuples_autochtones sont les premiers habitants de la forêt. »

    D’après ce père de deux enfants au sourire contagieux, les Baka ont longtemps été chassés des forêts, interdits de chasse, de pêche ou encore de pratiquer des activités champêtres à certains endroits. L’introduction au début des années 2000 de la cartographie participative a permis aux communautés de mieux faire entendre leur voix. Et les peuples des forêts en ont profité.

    Validations des populations

    En 2011, l’association Rainforest Foundation, qui lutte pour la protection des peuples autochtones, a lancé l’initiative #Mapping_for_Rights, ce qui a permis de former plus de 7 000 cartographes locaux au Cameroun et en #République_démocratique_du_Congo (#RDC), et ainsi de cartographier plus de 800 communautés pour une superficie de 5 millions d’hectares. Avec l’appui des organisations non gouvernementales (ONG), il s’agit le plus souvent d’établir des cartes pour faire #barrage à l’installation de projets – routes, aires protégées, plantations agro-industrielles – menaçant la vie des communautés par l’accaparement du #foncier et les restrictions d’accès aux #ressources_naturelles.

    Les communautés se réunissent et identifient ensemble les noms des lieux sacrés, rivières, zones de pêche, de chasse, de ramassage de produits forestiers non ligneux, leurs champs, tracent les contours de leur village… Une fois les informations validées par toute la communauté (et souvent les villages voisins), des hommes formés à la cartographie vont en forêt, armés de systèmes de localisation par satellite (GPS) pour le #géoréférencement des points importants. Ces données GPS sont traitées par ordinateur. Des documents provisoires sont établis, et soumis à la validation des populations avant que les cartes définitives soient établies.

    Après l’établissement de ces cartes, la population de Nomédjoh a « pris #confiance et n’a plus eu #peur, car nous avions la preuve de ce qui nous appartenait », se souvient René Ndameyong. « Les autorités l’ont validée et aujourd’hui nous sommes un village avec un chef nommé par le gouvernement ». Depuis 2007, Nomédjoh s’est aussi vu attribuer, à sa demande, une #forêt_communautaire. Au Cameroun, la #foresterie_communautaire est un processus par lequel l’Etat cède une partie (maximum 5 000 hectares) à une communauté qui a alors la possibilité de l’exploiter.

    Grâce à la vente du #bois, Nomédjoh a construit trois studios pour les enseignants de l’école publique, a pu tôler une salle de classe, équiper quelques maisons d’énergie solaire. « Notre but principal est de protéger la forêt, tout faire pour qu’elle ne finisse pas puisqu’elle est notre vie », assure Dieudonné Tombombo.

    « Prouver l’impact sur nos sites »

    Dans le sud du pays, Assok offre un autre exemple d’une initiative réussie. Martin Abila, guérisseur traditionnel, vient officiellement d’être désigné chef du village par le gouvernement, « une première dans toute la région pour un autochtone ». Lors de la cartographie participative qui a permis au village d’être reconnu, Martin a constaté que plusieurs zones de la forêt avaient été détruites par des exploitants. Il cherche désormais des financements pour « créer une pépinière et reboiser ».

    « La cartographie participative est un puissant outil qui permet de mener des #plaidoyers pour les #droits_des_communautés auprès des autorités, des groupes agro-industriels, miniers ou de la communauté internationale », explique Samuel Nguiffo, coordonnateur du Centre pour l’environnement et le développement (CED), une ONG locale.

    Lors de la construction du #pipeline entre le Cameroun et le Tchad qui traversait les territoires #Bagyeli, ces derniers n’ont pas été consultés. Mais, grâce à la cartographie participative effectuée en 2007 en collaboration avec les Bantous, « on a pu prouver l’#impact sur nos sites. Jusqu’à aujourd’hui, cette cartographie nous sert, car les Bantous menacent de nous chasser sans passer à l’acte. On a des cartes, ce sont nos #preuves », sourit Joachim Gwodog, le chef du campement Logdiga, dans la région du Sud.

    Ces feuilles de papier « permettent de montrer qu’un village ou un campement existe, que des hommes y vivent, possèdent des ressources, des vestiges, des sites traditionnels, autant d’éléments concrets difficiles à mettre de côté », résume Marie Ba’ane, directrice de l’ONG Appui à l’autopromotion et à l’insertion des femmes, des jeunes et désœuvrés (Apifed) . Si ces cartes ne sont pas encore officiellement reconnues par l’administration camerounaise, elles sont de plus en plus prises en compte.

    https://www.lemonde.fr/afrique/article/2021/08/24/au-cameroun-la-cartographie-participative-puissant-outil-de-reconnaissance-d

    #cartographie_participative #accaparement_des_terres

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    voir aussi, en #Malaisie (#Bornéo) :
    #Penan Community Mapping : Putting the Penan on the map
    https://seenthis.net/messages/748077

  • Reflections on Four Years of Housing-Justice Support Work with #Mapping_Action_Collective

    Mapping Action Collective, based in #Portland, Oregon, leverages mapping and data to support housing-justice organizing, using #GIS to dismantle systems of oppression, and grounding its work in the needs of the communities and movements with which it works.

    As the interwoven US crises of homelessness, evictions, displacement, and housing instability reach catastrophic levels, students, scholars, practitioners, and activists are joining the call of housing justice for all. In this article, we reflect on the work of Mapping Action Collective (#MAC), a small nonprofit organization based in Portland, Oregon, that over the past four years has leveraged mapping and data to support housing-justice organizing. MAC’s work includes curating and producing relevant nontraditional or hard-to-acquire datasets owned by and in support of community-based groups; developing decision-support software consisting of an interactive map; producing spatial analyses that support campaign work; and organizing educational workshops and events focused on applied critical methods and data literacy.

    MAC formed out of a student club in Portland State University’s geography department, where several members became frustrated with the dominant paradigm of academic geographic information systems (GIS), which often fancies itself value-free, apolitical, or neutral, regardless of outputs or products that suggest otherwise. While critical perspectives have emerged in the domain of GIS since the 1990s, many of those criticisms are rarely considered in the standard quantitative GIS course curriculum. Few spaces are available for students to engage critically with their newfound data and mapping skills. The 2017 Resistance GIS (RGIS) conference provided a space to discuss and learn from other like-minded scholars, students, and organizers. Building on the work of critical geographers around the globe, at RGIS we asked ourselves if there was room for subversion of the status quo in GIS: can mapping and data be used to dismantle systems of oppression, rather than reinforce them?

    Asset mapping and spatial analysis supporting Portland’s unhoused community

    Shortly after the conference, our small student group grew into MAC and began to apply that question to our studies and work in Portland. Through a small grant from Second Nature, we focused our efforts on the exploding crisis of homelessness in our community. Grounding our work in non-extractive collaboration, we began building a relationship with Street Roots, a local nonprofit organization that, in addition to advocacy work, publishes a weekly alternative newspaper sold by people experiencing homelessness to earn an income. One of Street Roots’ main assets to the people it serves is the Rose City Resource (RCR), a comprehensive list of resources and services such as food boxes, bathrooms, needle exchanges, shelters, and counseling and recovery services. No other organization in the area curates such an important dataset for those experiencing homelessness, and this one could only be accessed in a printed three-by-three-inch (7.6 × 7.6 cm) paper booklet, and was updated only twice yearly.

    While honoring the value of this paper booklet as a low-barrier, nontechnical way of sharing resources, we wondered if broadening its reach via mobile phone and web, or structuring its format for wider dissemination, would benefit Street Roots and the community it serves. Simultaneously, we reflected on the inherent problem of our outsider thinking and wanted to avoid preaching technology as savior. We learned more about the work Street Roots was doing, joined their events, and built relationships with Street Roots organizers and staff to learn what they needed to do their work. As it turned out, our thinking and Street Roots’ vision aligned—increasing the reach of the RCR was a necessary endeavor.

    In late 2018, MAC and Street Roots staff began working together to navigate web development, data management, and data communication (the practice of informing, educating, and raising awareness of data-related topics), to create a tool that was accurate, accessible, and easy for Street Roots staff and volunteers to use and update. Most importantly, MAC wanted the tool to be useful to the community that Street Roots serves. To get feedback on the usability of the tool, MAC members stopped by the Street Roots HQ to test it with paper vendors, folks who dropped in to get coffee or use the restroom, and Street Roots volunteers. MAC integrated this feedback into the development of the tool. The end result was the Rose City Resource Online, a web application and data-transformation pipeline that was collaboratively created with the community it was intended to serve—designed to be easy to use, and functional for any member of the community to use to get up-to-date information about resources and services. The tool was officially launched at the onset of the Covid‑19 pandemic.

    We also joined activists working to end the overpolicing and criminalization of people experiencing extreme poverty and homelessness on the streets of Portland. This criminalization occurs through excessive policing within “enhanced service districts” (ESDs). ESDs, similar to business improvement districts (BIDs), are zones where businesses and property owners pay an extra fee collected as a tax to pay for extra security and maintenance. Proponents of ESDs claim they facilitate urban beautification and keep neighborhoods safe, but overlook the reality that this process of so-called revitalization amounts to coercive exclusion of vulnerable people. Clean & Safe, Portland’s largest ESD in downtown, pays for armed and unarmed private security, and supervises six Portland Police officers who solely patrol in their district. In August 2020, an award-winning audit of ESDs revealed the City provides almost no oversight of the activities of these districts, even as they have large budgets and authority over public space. This year, Portland city commissioners will vote on whether to renew Clean & Safe’s 10‑year contract. Organizers and community members are preparing to oppose the contract, especially given recent scrutiny of the district and its managing organization, Portland Business Alliance.

    West Coast–based activists from Right 2 Survive, Sisters of the Road, and the Western Regional Advocacy Project asked us to analyze and map police arrest data to strengthen their argument against ESDs. A report from the city auditor that incorporated arrest data from 2017 to 2018 had already concluded that over half of all arrests made by the Portland Police Bureau were of the unhoused. Building on that fact, our research found that the citywide average of arrests for unhoused individuals was 6.1 per square mile, but within the bounds of ESDs that number was 137.7. And while correlation is not causation, it is hard to ignore the magnitude in difference between these numbers.

    Data on police harassment and arrest of the unhoused community are difficult to obtain and understand. Through our work with the anti-ESD team, MAC members have learned how to navigate the complicated system of roadblocks that keep this data from the public, and use the data to support the argument against policing homelessness.
    Collaboratively developed tools for fighting displacement and speculation

    We have also collaborated with organizations we consider leaders in the intersecting space of data activism and housing justice. In the summer of 2019, we joined the efforts of the Anti-Eviction Mapping Project (AEMP) to develop a tool to facilitate landlord and building research in San Francisco (and soon Oakland). For years, tenant unions and organizers have scrutinized corporate-ownership documents, property records, assessor data, and eviction data to unmask speculators, serial evictors, greedy landlords, and their entangled networks of limited-liability companies (LLCs) and shell companies. Investment companies purchase properties using different LLCs for the purpose of anonymity and liability reduction. The corporate web guarding landlords can make ownership and property research challenging and slow.

    At the commencement of the project, AEMP contributors in San Francisco garnered feedback from their partners at the San Francisco Anti-Displacement Coalition and facilitated workshops with local tenant groups to assess their research needs and questions in fighting displacement. Shortly thereafter, MAC joined AEMP by assisting in the prototyping process, and by providing general support, design capacity, code contributions, and cloud infrastructure for hosting the project. The result is Evictorbook (in development), a web-based tool that simplifies organizer and tenant research by enabling a user to type an address, landlord, or neighborhood into a search bar to reveal a profile of a building’s eviction history, its owner, and the corporate network to which it belongs. The ability to surface this data to the user is the result of a custom data-processing pipeline that links and stores publicly available assessor, eviction, property, and corporate-ownership data in a regularly updated graph database. A public launch of Evictorbook is expected in the coming months.

    Similar collaborative work has evolved through a partnership with the Urban Praxis Workshop (UPX) to redevelop Property Praxis, a research tool focused on speculative and bulk property ownership in the city of Detroit. Every year since 2015, members of UPX have curated a dataset that incorporates assessor data that is augmented with tax-foreclosure data and corporate filings to illuminate the LLCs and individuals that own more than 10 properties in the city. The intention of Property Praxis is to offer a more holistic understanding for organizers and community members of how speculative property ownership impacts Detroit neighborhoods. In late 2019, UPX asked MAC to build upon their previous work by modernizing the Property Praxis user interface and automating their data-curation process. The new version is currently in development and will be launched later this year.
    Final thoughts

    Activist work can be strengthened by research and data, but only if this is done in a way that is not extractive and based on community need (voiced by the community). Four years of experience working with MAC has taught us that grounding our work in the needs of the communities and movements we support is crucial to doing justice-oriented work. This can only happen by building successful, trusting, and long-lasting partnerships. By showing up and participating in community events and never moving forward on project work without meaningful discourse and consideration of community goals, we work towards dismantling the top-down legacy of data work. Even after several years of doing this work, we still have lessons to learn from our community partners on trust-building and accountability.

    Part of our development as an organization over the last few years has been the choice to organize horizontally, make decisions through consensus, and avoid toxic tech culture in our own spaces. Such intentionality promotes healthy working environments and reflects the values at the core of our organization in our day-to-day operations. Organizing in this way is by no means simple, efficient, or profitable. It takes long conversations, trust-building among members, and solid conflict-resolution mechanisms to operate without hierarchy. Despite the extra time and mental and emotional labor that it can require, our group feels strongly that it is worth it.

    While we try to hold these aspirational goals, we are also aware of our own complicity in problematic systems in the fields of research and data analysis. Recognizing and dismantling our own internalized norms of white supremacy, sexism, classism, and colonist behavior is work that is ongoing. We are a work in progress. We continue to be inspired and led by the work of our partners and we look forward to many more years of collaborative work.

    https://metropolitics.org/Reflections-on-Four-Years-of-Housing-Justice-Support-Work-with-Mappin
    #résistance #cartographie #visualisation #cartographie_participative #USA #Etats-Unis #logement #justice_spatiale #ressources_pédagogiques

    ping @visionscarto @reka

  • Mort de George Floyd : Minneapolis, la ville aux deux visages , Clémentine Goldszal
    https://www.lemonde.fr/m-le-mag/article/2020/06/03/mort-de-george-floyd-minneapolis-la-ville-aux-deux-visages_6041596_4500055.h



    Le 1er juin, au mémorial improvisé sur les lieux du décès de George Floyd. CHANDAN KHANNA / AFP

    La ville où a été tué George Floyd avait jusqu’ici une image plutôt progressiste. C’est pourtant aussi l’une des plus inégalitaires des États-Unis. Une fracture due notamment à son passé ségrégationniste en matière d’accès à la propriété.

    Minneapolis était jusqu’ici associée au chanteur Prince, qui y naquit et y vécut une grande partie de sa vie, et à Bob Dylan, qui y commença sa carrière. La mort, le 25 mai, de George Floyd, 46 ans, à la suite de son interpellation par la police, en révèle un autre visage : la ville du Minnesota est devenue l’épicentre du mouvement de protestation contre les violences policières qui a essaimé dans tout le pays. Économiquement dynamique, la cité de 430 000 habitants était jusque-là considérée comme progressiste : Hillary Clinton y a recueilli plus de 60 % des suffrages à la dernière élection présidentielle, et le maire, élu en 2018, est démocrate.

    Mais la mort de George Floyd est « la métaphore d’une ville profondément ségréguée et inégalitaire » , a analysé le professeur de droits civiques Myron Orfield, le 28 mai, dans les colonnes du New York Times, ajoutant que « le coin de rue où est mort M. Floyd constitue une frontière invisible destinée à filtrer les Africains-Américains » . Alors que le revenu des familles blanches de Minneapolis est équivalent à ce qui se pratique dans d’autres grandes villes prospères du pays, celui des familles noires se trouve tout en bas du classement, parmi les cités les plus pauvres, comme Cleveland ou La Nouvelle-Orléans. Minneapolis, qui compte 18,6 % d’Afro-Américains, est par ailleurs détentrice du plus bas taux de propriétaires fonciers noirs du pays : seuls 25 % des foyers afro-américains y sont propriétaires de leur logement, contre 41,7 % au niveau national en 2016 (déjà le chiffre le plus bas depuis les années 1970).

    Une grande inégalité foncière

    C’est sur les racines de cette inégalité foncière que se penche depuis 2016 le projet Mapping Prejudice. Cofondé par Kevin Ehrman-Solberg, doctorant en géographie à l’université du Minnesota, il a pour objectif de retracer l’histoire des discriminations raciales de la ville en matière de logement. « De 1910 à 1953, des avenants étaient régulièrement ajoutés aux actes de vente. Ils étaient tout à fait légaux et garantissaient que tel appartement ou telle maison ne serait ni vendue ni louée à des Noirs » , résume le géographe. Interdits dans le Minnesota depuis 1953 (et dans tout le pays depuis 1968), ces avenants ont lourdement contribué à des « schémas d’inégalité » dont les effets s’observent aujourd’hui encore dans la géographie raciale de la ville. « Ce système a empêché l’enrichissement des minorités en freinant leur accès à la propriété foncière. Les maisons auxquelles s’appliquaient ces avenants sont aujourd’hui encore 20 % plus “blanches” que les autres » , poursuit Kevin Ehrman-Solberg.

    Première entreprise de ce type dans le pays, Mapping Prejudice a été imitée depuis par d’autres universités américaines. Le projet fait appel à des citoyens volontaires pour disséquer les milliers de pages de documents associés à chacune des maisons de la ville. Au-delà de son intérêt historique, la cartographie de la ville ainsi obtenue permet d’expliquer la récurrence des violences policières dans certaines zones considérées comme « sensibles ». « George Floyd a été tué au sud du South Side, l’un des plus vieux quartiers noirs de la ville , précise le chercheur. C’est une sorte de zone frontière, très proche du quartier blanc, juste à côté du pâté de maisons où commençaient les avenants raciaux dans la première moitié du XXe siècle. Or on sait que la présence policière est accrue dans ces endroits de jonction entre quartiers blancs et quartiers noirs. Les forces de l’ordre gardent la frontière, en quelque sorte. »

    Une longue histoire de violences policières

    Car, outre ses records en termes de discrimination raciale, Minneapolis porte aussi le fardeau d’une longue histoire de violences policières. C’est là que naquit, en 1968, l’American Indian Movement, créé sur le modèle du Black Panther Party. C’était à l’origine une patrouille chargée de superviser les interactions entre les policiers et les Américains natifs, qui arrivaient alors en nombre dans les centres urbains à la suite de la politique fédérale de déplacement des Indiens hors des réserves. Cette minorité était la victime récurrente des dérapages des forces de l’ordre. La ville fut également le théâtre d’une série d’arrestations et de brutalités homophobes commises par les policiers dans les années 1960.

    Pour expliquer la persistance de ces violences, Kevin Ehrman-Solberg avance deux explications structurelles : « Le syndicat policier est très puissant et monte systématiquement au créneau pour défendre les agents accusés d’abus. Et le régime politique de la ville donne très peu de pouvoir au maire et beaucoup au conseil municipal. Idéologiquement divisé, il a du mal à faire entendre sa voix face aux représentants syndicaux du Minneapolis Police Department. » Ajoutez à cela des agents qui interviennent « comme des mercenaires » dans des quartiers qu’ils connaissent mal, précise le chercheur, et vous avez le contexte explosif qui mena, en 2016, à la mort de Philando Castile, tué par balle lors d’un contrôle de police dans la banlieue de Minneapolis, là aussi à un point de jonction entre quartier noir et quartier blanc, et aujourd’hui à celle de George Floyd.

    Le policier suspecté d’avoir causé son décès en appuyant son genou contre la nuque de Floyd durant huit minutes et quarante-six secondes s’inscrit d’ailleurs dans ce contexte historique et sociologique. En dix-neuf ans de carrière, Derek Chauvin, désormais inculpé d’homicide involontaire, a fait l’objet de dix-sept plaintes auprès des services de police. Il présente le profil type d’un agent des forces de l’ordre de la ville : il est blanc, propriétaire de deux maisons (l’une dans la banlieue de Minneapolis, l’autre en Floride) et vit, comme 92 % de ses compagnons d’uniforme, bien loin du quartier où il est chargé de maintenir l’ordre.

    #cartographie #Mapping_Prejudice #ségrégation #police

  • Mappingback.org

    Territory is the central field of engagement between First Nations and the state and corporate actors that organize resource extraction projects. The territories in play, however, are not singular. They have multiple dimensions whose shape and significance vary enormously and indeed, are often in opposition.

    For Indigenous peoples these are homelands, spaces of living relations. For states and capital they are coded as unproductive wastelands whose only possible path to development depends on the extraction of their resources. Given the centrality of territory in resource conflicts it is of little surprise that cartography is one of the privileged representational technologies in play.


    http://mappingback.org

    #cartographie #cartographie_autochtone #peuples_autochtones #territoire #visualisation #workshop #conflits #contre_cartographie #mapping_back #mines #extractivisme #matières_premières

    via @reka